11/5/09

EL SICOLOGO EN NATACION 1º PARTE

En muchas ocasiones el factor psicológico aparece como determinante ante un rendimiento inferior al esperado, frases como: "Nos faltó concentración...", "No creíamos en nuestras posibilidades...", "La presión pudo con nosotros...", aparecen en la prensa deportiva muy a menudo. Incluso, cuando el rendimiento es el esperado se atribuye al factor psicológico una parte de responsabilidad frente a las demás variables (físicas, técnicas o estrategias): "Supe aguantar la presión...", "Estuve muy concentrado durante todo el encuentro". Sin embargo, el entrenamiento de las destrezas mentales no siempre existe dentro de la planificación deportiva (Weinberg y Gould, 1996) y en algunos casos -a pesar de estar recogida en la planificación-, no siempre refleja la importancia necesaria para que tenga un efecto positivo sobre el rendimiento de los deportistas o de los equipos.
Recogida esta realidad, por otra parte obvia, se hace imprescindible -como en cualquier intervención- la necesaria y consabida evaluación psicológica previa que, además, debe recoger una serie de cuestiones (Buceta 1996), a través de las cuales, obtendremos la información necesaria para llevar a cabo cualquier otro tipo de intervención psicológica. Estas últimas podrán tener un carácter puntual, dentro de la planificación de un deportista, o bien la inclusión de un programa de entrenamiento de destrezas psicológicas, o también otro tipo de intervención relacionada con el aspecto psicológico (recuperación de lesiones, aprendizaje de habilidades técnicas, sobreentrenamiento, adherencia, detección de talentos, etc.). Estas cuestiones se pueden cifrar en:
Viabilidad de la intervención. Consideración acerca de las posibilidades reales de llevar a cabo la intervención. Por ejemplo, un entrenador está interesado en la implementación de un programa de entrenamiento psicológico, pero el tiempo que le concede es muy escaso e incluso en ocasiones no entrena este aspecto porque no esta considerado dentro de la planificación deportiva, y sustituye este entrenamiento por alguna sesión táctica, física o técnica que le interesa en ese momento. Para que el entrenamiento psicológico se pueda realizar requiere un tiempo de entrenamiento al igual que cualquier otra habilidad deportiva (técnica, física, táctica, coordinación, flexibilidad, etc.), si este tiempo no existe la no existirá viabilidad para la implantación de esta intervención.
Conveniencia del momento de intervención. La importancia del momento actual permitirá decidir el comienzo de la intervención. Por ejemplo, si se quiere desarrollar un programa de entrenamiento de las destrezas psicológicas, éste debe de ir firmemente unido a la planificación deportiva. Por lo tanto, comenzar un programa de entrenamiento psicológico en mitad o ya entrada la temporada no es conveniente. Pero si se puede utilizar esa temporada para ir creando las bases para el trabajo psicológico que dará comienzo la siguiente temporada (introducir al psicólogo en el staff técnico, conocer a los deportistas, la estructura del equipo, instalaciones, recursos, limitaciones, etc.). En algunos casos si es aconsejable las intervenciones puntuales y dependerán fundamentalmente de la gravedad del problema y de la urgencia del mismo.
Efectos de la intervención. La intervención psicológica debe de reflejar de forma clara y precisa la potencial aportación al equipo y al resto de profesionales; qué pueden demandar del trabajo del psicólogo y cual es el rol con respecto a los demás profesionales; así como el tipo de interrelación entre los distintos profesionales. Esto ayudará a establecer unas expectativas correctas sobre el trabajo del psicólogo que facilitarán la tarea a lo largo de la temporada y a la valoración final de la misma.
La disposición del entrenador, del equipo, de otros profesionales y de la junta directiva. La introducción de una intervención psicológica necesita de la colaboración de todos los profesionales implicados en la estructura donde se va a implantar el programa. Hay que recordar que el psicólogo deportivo llega a un club donde debe de adaptarse a la estructura ya existente. Es necesario establecer óptimos canales de comunicación, no sólo con el entrenador sino también con todos los profesionales que existen en el club, instalación deportiva, centro médico-deportivo, etc... Además, para realizar su trabajo con plenas garantías de éxito, necesita de una correcta predisposición por parte de los deportistas con los que va a intervenir, marcando esta predisposición el eje de la futura intervención.
Recursos disponibles. Hay que considerar diversos factores, algunos ya comentados, como el tiempo disponible, el lugar físico de trabajo, la coordinación con otros profesionales, la flexibilidad horaria, los días de entrenamiento, horas dedicadas, materiales disponibles, etc.
Anticipar posibles dificultades. Anticipar posibles dificultades referidas a horarios de trabajo, momentos de temporada con sobrecargada de trabajo, viajes, concentraciones, costes, etc. Es decir, anticipar los posibles problemas en la implementación de la intervención (discutiendo los pormenores con los demás profesionales y así conseguir una adecuada adaptación), así como cualesquiera otros tipos de inconvenientes (como el tipo de trabajo en cada etapa, las necesidades de tiempo para realizarlo, la carencia de espacio, la colaboración de y con otros profesionales, etc.).
Estas consideraciones de intervención son fundamentales para la implantación de un programa de entrenamiento en habilidades o destrezas mentales. Estos programa deben crearse de acuerdo a la planificación deportiva de la temporada (Lorenzo, 1992), es decir, considerarlos como un factor más de entrenamiento con el fin de optimizar el rendimiento de los deportistas. Esta intervención se diseña dentro de la planificación deportiva y participa de los objetivos generales y específicos de la misma. Frente a este tipo de intervención se sitúan, de forma habitual, las solicitadas por deportistas o equipos, con la temporada comenzada, y que obedecen a problemas relacionados con la falta de rendimiento o de cualquier otro aspecto relacionado con las necesidades psicológicas.
En resumen, cuando el psicólogo trabaja toda una temporada con un deportista, planificando el trabajo desde el inicio de la misma y en función de las etapas de su planificación física, técnica y estratégica; cuando se consideran los periodos preparatorios, específicos, de competición, transitorios y demás factores recogidos en la planificación, se estará incluyendo la intervención psicológica como parte de un programa de entrenamiento. Esta situación permite el desarrollo de un programa de entrenamiento en habilidades psicológicas.
Otra situación distinta aparece cuando únicamente se interviene en el período de competición con un deportista o un equipo. Esta circunstancia, generalmente, viene determinada por la concomitancia de factores de diversa índole que han impedido una intervención psicológica anterior. Esta intervención puntual tendrá como objetivo prioritario aportar soluciones y estrategias adecuadas al problema subyacente. Esto coadyuvara en la conceptualización de los factores psicológicos como variables implicadas en el rendimiento deportivo de cara a una intervención posterior, esta vez sí, como un verdadero programa de intervención. Una de las características comunes a ambos tipos de intervención es la necesaria evaluación previa como una condición sine equanum.
Existen trabajos sobre intervenciones psicológicas en el ámbito de la natación referidos a la adherencia del entrenamiento (Mummery y Wankel, 1999), al uso de las destrezas psicológicas en nadadoras (Thiese, y Hudldleston, 1999), a la utilización del entrenamiento de las destrezas psicológicas en nadadores (Parker, 1997), sobre su difusión dentro de los programas de entrenamiento de los nadadores de elite en USA (Blinde y Tierney, 1990) donde se recoge diferentes aportaciones realizadas desde la psicología del deporte a la natación.
En este trabajo, además de significar las diferencias entre la implantación de un programa de entrenamiento de las destrezas psicológicas y una intervención puntual, queremos resaltar los factores y etapas para la implementación de un programa de preparación psicológica con un grupo de nadadores en período de formación

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